Queridos Papás, Mamás y Catequistas:
1 Documento de Aparecida, nº 268.
2 Cf. Papa Benedicto XVI, «Discurso a los Obispos de Francia», Septiembre de 2008.
Con gran alegría pongo en sus manos los textos
renovados para la Catequesis Familiar de Iniciación a la
Vida Eucarística. El trabajo realizado por el Instituto de
Catequesis de esta Arquidiócesis cuando propuso la
Catequesis Familiar, debía continuar. Recogiendo las
orientaciones y la inspiración de los grandes documentos
de la Iglesia para la Pastoral y la Catequesis, hemos
renovado profundamente los libros para el Primer Año de
la Catequesis Familiar, en sus versiones para Catequista
de Padres, Catequista de Niños, Padres y Niños. Con ellos
iremos acompañando a los niños y a las familias en su
proceso de iniciación a la vida eucarística, dentro del cual
celebrarán por primera vez el Sacramento del Perdón y el
Sacramento de la Eucaristía.
Estos nuevos textos, junto al Plan de Formación
para los Catequistas, son fruto de un largo proceso de
reflexión que, animado por el Espíritu Santo y con la
colaboración de un grupo de especialistas, ha recogido
todo el aporte de los materiales anteriores y, al mismo
tiempo, ha actualizado contenidos y metodologías de
acuerdo a las nuevas exigencias, queriendo responder a
los desafíos que los nuevos tiempos plantean a quienes
quieren vivir con plenitud su adhesión a Jesucristo.
El nuevo material tiene por nombre «El Señor
sale a nuestro encuentro». Es una respuesta concreta
a la preocupación manifestada por nuestros obispos
en Aparecida, cuando señalan que «Son muchos los
creyentes que no participan de la Eucaristía dominical ni
reciben con regularidad los sacramentos, ni se insertan
activamente en la comunidad eclesial. Sin olvidar la
importancia de la familia en la iniciación cristiana, este
fenómeno nos interpela profundamente a imaginar y
organizar nuevas formas de acercamiento a ellos para
ayudarles a valorar el sentido de la vida sacramental, de la
participación comunitaria y del compromiso ciudadano.
Tenemos un alto porcentaje de católicos sin conciencia
de su misión de ser sal y fermento en el mundo, con unaidentidad cristiana débil y vulnerable».
Sabemos que para responder a este gran desafío,
hace falta un encuentro personal y comunitario con
Jesús, único capaz de transformar desde lo más hondo la
vida de cada persona. Por eso, la catequesis, más que una
cuestión de método, es una dimensión de la fidelidad al
Señor. Se trata de «poner a disposición de la inteligencia
y el corazón la Palabra de Aquel que dio su vida por nosotros.
Así, la catequesis hace resonar en el corazón de todo
ser humano una sola llamada siempre renovada: «Sígueme
» (Mt 9,9)».
Pastoral Apóstol Santiago ha elaborado los contenidos
del presente texto, su metodología y el programa formativo
para los catequistas, anhelando que sean un instrumento
al servicio del encuentro con Cristo y un medio al
servicio de las familias que inician o prosiguen un camino
de fe, a lo largo del cual van encontrándose con Jesús y
tomando conciencia, con gratitud y alegría, del don que
significa el sacramento de la Eucaristía. Verdaderamente
es fuente y cumbre de toda la vida cristiana, para que Padres
y niños estén ciertos, por propia experiencia, de quelas Palabras de Jesús son espíritu y vida.
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una esmerada preparación de los catequistas. Ellos son,
ante todo, discípulos misioneros de Cristo, que han iniciado
un hermoso y responsable camino espiritual, que
se alimentan de la escucha de la Palabra de Dios y de la
Eucaristía. Son hombres y mujeres que han puesto la gran
esperanza de su vida en la plenitud del Reino. Son testigos
de un estilo de vida sencilla y humilde, proclamando con
valentía y hasta las últimas consecuencias, que el amor de
Dios es la última palabra. No caen en la tentación fácil de
colocarse ellos en el centro sino, más bien, con humildad,
procuran que Jesús de Nazaret sea la luz, la alegría y la
esperanza de quienes lo buscan. Su misión es invitar a todos
a fijar con asombro la mirada en el Señor y a seguirlo.
Lo hacen cultivando una fidelidad firme y constante a su
persona y a la Iglesia.
Sin embargo, toda esta riqueza necesita ser permanentemente
cultivada. La transmisión íntegra de la fe
a la familia, aún cuando es obra de la gracia, supone todos
nuestros dones y esfuerzos; también nuestra preparación.
Estos textos que presentamos, correrían el riesgo
de ser inútiles si no estuvieran unidos a una renovación
progresiva en nuestra formación. Esto vale tanto para catequistas
de Padres como de Niños. La labor capacitadora
será esencial en los próximos años y participar de ella
será la manera de responder a lo que Dios quiere hoy de
nosotros. Cristo, el Señor, nos ha encomendado la misión
de evangelizar y nos ha involucrado en esta apasionante
tarea de la evangelización a través de la catequesis. De
Él tomamos los rasgos fundamentales de nuestro servicio
eclesial. Al mirarnos en Él, nos sentimos animados a
realizar siempre la misión que nos confía a través de la
Iglesia.
Con tal propósito, después de recibir el juicio
favorable de teólogos expertos en pedagogía pastoral,
he aprobado estos textos y dispongo que, en esta Iglesia
local, sean reconocidos y utilizados como textos reconocidos
y oficiales, sin por ello menoscabar la existencia de
otros textos siempre que hayan sido elaborados conforme
a las orientaciones del Magisterio universal de la Iglesia,
como asimismo de la Conferencia de Aparecida y de
la Conferencia Episcopal de Chile, que los aplican a nuestrarealidad.
Elevamos una oración de gratitud al Señor por
el caminar de la Catequesis Familiar que, este 2008, cumple
40 años al servicio de la Iglesia. Estamos seguros de
que seguirá fructificando en cada comunidad, animando
la generosa colaboración de catequistas bien formados
y capaces de adaptar los textos a la realidad concreta de
sus destinatarios, y estimulando la participación diligente
de padres y madres de familia, primeros educadores de la
fe y de la formación cristiana de los hijos.
Colocamos este primer texto de la Catequesis
Familiar de Iniciación a la Vida Eucarística y su proceso formativo
en las manos de la Virgen María, la primera catequista.
Ella, que guardaba
nos ayude a guardar en el corazón este esfuerzo renovador
y sus frutos, y nos impulse a hacer resonar la Palabra y
la vida de su Hijo en la Iglesia y en la humanidad.
Los bendice de corazón vuestro hermano y Pastor
todas estas cosas en su corazón,
† Francisco Javier Errázuriz Ossa
Cardenal, Arzobispo de SantiagoSantiago, 24 de diciembre de 2008Todo lo anterior, no sería posible de lograr sin2 Siguiendo esta certera intuición, el Instituto1
domingo, 14 de noviembre de 2010
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